El conjunto de Sarunas Jasikevicius no puede certificar su liderato en un partido de infarto. El pívot croata, con 33 de valoración, lidera la victoria.

El Barcelona tenía ante sí el pico más alto de la temporada hasta el momento, coronar la Euroliga, pero la bandera azulgrana no se ha podido clavar. De momento. Contra el Fuenlabrada, en ACB, los catalanes vivieron una agonía final que ya no recordaban, pero que les entrenó el corazón para hoy. Ante Zizic, con 24 puntos y 33 de valoración, hizo que, esta vez, sí fuera agónica de verdad: canasta de Higgins para empatar el partido a diez segundos del final, prórroga y, técnica a Mirotic de por medio, caída azulgrana (99-94). Con los triples de Kuric (3 de 6) como signo de rebeldía y un Brandon Davies que, de (muy) menos a más, terminó escalando como pocos (12+8); pero sucumbiendo como todos. Mirotic (23+10) y Higgins (20 puntos) inlcuidos.

El conjunto israelí tenía un máxima que le podía valer: defensa, defensa y defensa. Mantener el marcador bajo y ralentizar un intercambio de golpes en el que el Barça suele acribillar. Lo dejó claro desde el inicio: a los de Sarunas les costó casi tres minutos estrenar su casillero particular (5-3). Mirotic, autor del primer triple, y Higgins, que volvía tras ausentarse varios partidos, firmaban los únicos puntos blaugrana a dos minutos de terminar el primer cuarto. Unos diez primeros minutos con una serie de tiros deprimente: 2/5 de dos y 2/9 desde el triple (19-14). No mejoraría el asunto al inicio del segundo acto, cuando, con 24-16 en el marcador, Jasikevicius dejaba uno de sus idiosincráticos enfados.

Hasta aquí, dijo Hanga con cuatro puntos seguidos. Entonces, los golpes israelíes encontraban respuesta hasta un parcial de 0-7, con triple de Higgins y dos canastas brillantes de Oriola, que se quedaría en poco más. El capitán, que llegaba tras recoger 5 rebotes ofensivos ante el Alba Berlín, tiraba de repertorio para cerrar un parcial de significante 37-36 y de significado reacción. En cuatro minutos, el Barça anotaba, ya en el tercer cuarto, los mismos 14 puntos que durante el primero. Un partido totalmente distinto, en el que los errores defensivos dejaban paso a los aciertos ofensivos (55-52). Otro partido, más favorable al estilo culé, pero un denominador común: Zizic, que negaba la igualada al Barça, con 12 puntos durante el tercer cuarto (65-59) y los 24 al final. Una constante que se repetiría hasta la caída definitiva.

Momento Mirotic y prórroga trágica

Los mejores siempre aparecen en los momentos importantes, dicen. Y Mirotic debió aprender la lección desde bien pequeño. También Higgins. El ala-pívot se puso a bailar en el último cuarto, cuando, normalmente, el cuerpo de la mayoría no está para fiestas: dejaba por los suelos a un ex NBA como Casspi y, tras acciones con ritmos de todos los géneros, culminaba un ascenso que, hoy, se quedaría sin premio. Rebote defensivo para relanzar al Barça, su punto número 2000 en la competición y 72-72 en el marcador. Se intuía la epopeya tras un partido en el que el Barça no pudo ponerse por delante hasta una vez iniciada la segunda mitad. Y su amigo Cory la hacía casi tangible.

Casi. Zizic, de nuevo, y Chris Jones ponían a los azulgrana contra las cuerdas. Higgins evitaba el golpe definitivo: 80-80 y prórroga. En ella, muy cerca de la cumbre se quedó el Barça, que llegó a estar 4 puntos arriba a falta de 1:45 minutos; pero resbaló. Dos triples seguidos, uno de Elijah Bryant y otro de Tyler Dorsey (92-90), junto a una técnica señalada a Mirotic, héroe caído (34 de valoración), significarían el desprendimiento final. Nikola no lo entendió, pero pisó, sutil y trágicamente, la línea de banda a 12 segundos del final (94-94), cuando el Maccabi se disponía a poner el balón en movimiento. A partir de ahí, sucesión de tiros libres israelíes sin fallo. La cima tendrá que esperar.

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