El Valencia Basket, campeón de la Eurocup, asumió la categorías inferiores del Godella en 2015 y fue ascendiendo categorías hasta conseguir su primer título, siete años después.
Los dos tiros libres de Raquel Carrera que le dieron su primer título al Valencia Basket ya son historia viva del baloncesto valenciano. Una historia circular, con un hilo conductor y una que nace a principios de los 70 con el equipo del Sagrado Corazón, un club amateur que curiosamente fue financiado por Juan Roig para jugar las finales del campeonato de España.
Ese prometedor Sagrado Corazón fue el precursor del Básquet Godella, club que bajo el patrocinio de Dorna, se convirtió durante una década como uno de los conjuntos más fuertes de Europa con Miki Vukovic, recordado ayer en las camisetas de Campiones a los mandos. Ganó 6 Copas, 4 Ligas y dos Euroligas, la primera, en 1992, todo un hito para el baloncesto femenino español. En 1996, la decadencia económica da lugar a la venta de los derechos al Pool Getafe, dejando atrás una época gloriosa. Sin embargo, en 1999, de la mano de Ros Casares, resurgió de sus cenizas, y ya en Valencia, volvió a dominar España y Europa (8 Ligas, 7 Copas, 6 Supercopas y la deseada Euroliga en 2012).
Es precisamente después de ganar la Euroliga, en 2012, cuando Ros Casares se echa a un lado y desaparece el primer equipo. No las categorías inferiores que regresan a Godella y sólo tres años después, son rescatadas por un Valencia Basket que deseaba formar un equipo femenino. Fiel a sus ideales, su mecenas Juan Roig, que a tenía en mente formar un equipo campeón, no quiso atajos y no trató de buscar una plaza para comprarla en la máxima categoría. Con su leit motiv por bandera, la Cultura del Esfuerzo, el que ayer se proclamó campeón de la Eurocup, empezó con su primer equipo en Liga Nacional (tercera categoría nacional) hace ya siete años. En el pabellón de la Malvarrosa y ante un público que se componía por los familiares y amigos de las jugadoras forjaron al campeón de la Eurocup. Fueron dos años en Nacional. La historia cíclica se repitió ayer. Fase de ascenso a LF2. Con un par de segundos por jugar y empate en el marcador, Esther Díaz puso el balón desde la banda en las manos de Begoña Pallardó, que anotó la canasta del ascenso tras un reverso.
Un paso ya estaba dado. Después de un año de aclimatación en la categoría de plata, el proyecto estaba listo para dar otro pasito, tras reclutar a las mejores valencianas de la categoría como Irene Garí. La Fonteta se llenó para acoger una fase de ascenso a la Liga Día. El rival en la final era el Celta Zorka, lideradas por una niña de 16 años llamada Raquel Carrera. Otra vez con igualada en el marcador, Meiya Tirera encestó dos puntos de ascenso. El Celta de la heroína taronja de ayer no anotó y La Fonteta celebró el regreso de un equipo valenciano a la élite. Rubén Burgos (genial su pizarra en la última jugada) le echó el ojo ese día a la pívot gallega.
Ya en la máxima categoría, el Valencia Basket ha ido creciendo, con toda la infraestructura del primer equipo masculino. Tras el regreso de valencianas como Anna Gómez o María Pina (las dos llevantaron ayer el trofeo) a casa, el curso pasado fue el primer paso hacia la élite. El fichaje de Queralt Casas fue un aviso a navegantes. La inacabada Liga Femenina Endesa dejó al Valencia en cuarto lugar pero este verano se hizo un esfuerzo para reforzar el equipo (llegaron Ouviña, Laura Gil, Allen, Gülich y la promesa Raquel Carrera entre otras) y luchar con los transatlánticos Perfumerías Avenida y Uni Girona, como así ha sido. Ya ha derrotado a los dos en la liga regular y en unas semanas luchará por su primera Liga. Ya estuvo a punto de ganar su primera Copa de la Reina, ante el Uni Girona, en casa, pero la experiencia de las catalanas les llevó al triunfo. Esa derrota les sirvió ayer. Las palabras de Queralt, MVP de la Final Four, después de aquella derrota fue la semilla del título conseguido ante el Reyer Venecia, un histórico del baloncesto europeo. El caprichoso destino escogió que fueran Queralt Casas, una de las primeras que vio que el proyecto de Valencia Basket iba en serio; y Raquel Carrera, aquella adolescente que estuvo a punto de truncar la historia del Valencia, las heroínas. Primer título, primera Eurocup. Y tiene pinta de que llegarán muchos más.