Son dos derrotas en dos amistosos. Y cuatro en cinco partidos si se cuentan las dos que llevaron al desastroso séptimo puesto del Mundial 2019.
Gregg Popovich, el dato circula como dinamita por las redes, tiene ahora mejor porcentaje de victorias en casi una vida (desde 1996) como entrenador de San Antonio Spurs (65,9% entre regular season y playoffs) que al frente del Team USA: 64,3% que sale de un horrible 9-5 que incluye cuatro derrotas en los últimos cinco partidos y dos en dos enfrentamientos con Australia, amistosos previos al Mundial 2019 y a los Juegos de Tokio. Antes de estas dos derrotas contra Nigeria y Australia que han escandalizado en Estados Unidos y provocado abucheos en Las Vegas, donde se está completando una cada vez más agitada preparación, el Team USA solo había perdido dos amistosos de 56 totales desde empezó a contar los jugadores NBA en 1992 (el año del Dream Team de Barcelona). Ese 54-2 es ahora 54-4. Entre el 21 de julio de 1992 y el 9 de julio de 2021, dos derrotas en 10.581 días. Entre el 10 y el 12 de julio de 2021, dos en tres.
Más: es la tercera vez que EE UU pierde dos partidos seguidos este siglo. Y es un mal presagio: pasó en dos citas malditas, el Mundial 2002 (acabó sexto) y el Mundial 2019 (séptimo, su peor resultado en un gran torneo). Y Mike Krzyzewski, el predecesor de Popovich, solo perdió un partido de 76 al frente de la selección. Una derrota contra Grecia en semifinales del Mundial 2006 a la que siguieron 58 victorias seguidas, una eternidad sin caer hasta las derrotas contra Francia y Serbia en 2019 que mandaron al equipo, con un roster de emergencia, a las catacumbas de la lucha por el séptimo puesto.
Conviene no confundirse: Estados Unidos sigue siendo favoritísima para el oro, pero las derrotas son un serio toque de atención porque inciden en factores y problemas que son recurrentes. Cuestiones por las que el camino hacia el cuarto oro olímpico seguido y el séptimo en ocho Juegos (todos menos Atenas 2004) podría no ser nada sencillo aunque la rotación de Popovich acumule 37 all star totales (todos los jugadores tienen alguno menos Jerami Grant) y 2.600 millones de dólares ganados en contratos NBA. Esas cuestiones, por ahora un simple toque de atención (veremos) son estas:
-ES UN EQUIPAZO PERO NO ES EL EQUIPO A: Esta selección es muchísimo mejor que la 2019, un equipo de circunstancias al que se le acumularon las bajas (pero que no tenía que haber terminado séptimo). Está llena de estrellas y tiene a Kevin Durant: pero no es el mejor Team USA posible. Más allá del alero, Damian Lillard es la opción más real (y quizá Draymond Green para completar la rotación interior) si se piensa en quiénes formarían en esa mejor selección posible de los estadounidenses. Por unas razones u otras faltan LeBron James, Stephen Curry, Kawhi Leonard, Anthony Davis, James Harden, Kyrie Irving, Chris Paul, Paul George, Jimmy Butler, Klay Thompson…
-EL MUNDO YA NO ES UN SPARRING: Muchos de los problemas que podía tener Estados Unidos no son nuevos, pero los ocultaba la diferencia gigantesca de nivel. De talento. Esa brecha se ha ido cerrando con los años. Y si bien los mejores jugadores del mundo siguen en el bando estadounidense por abrumadora mayoría, la inestabilidad que provoca el salto al entorno FIBA y los cambios en cada roster penalizan lo suficiente para que el resto del mundo esté cada vez más cerca después de, ya, décadas de enorme crecimiento del baloncesto global. Ahora los rivales también son equipos NBA. Nigeria ganó a Estados Unidos con ocho jugadores de la gran Liga y Australia con seis (y falta Ben Simmons); Francia tiene cinco, España cuatro… Del Mejor Quinteto de la última temporada NBA solo hay un olímpico, y es el esloveno Luka Doncic. Estados Unidos tiene un jugador en el Segundo Mejor (Damian Lillard) y uno en el tercero (Bradley Beal). El resto del mundo tiene a Doncic En el primero y a Rudy Gobert en el tercero. En el All Star 2021 hubo ocho jugadores no estadounidenses; en el Mejor Quinteto de esta temporada ha habido tres: Doncic, Giannis Antetokounmpo y Nikola Jokic; y los dos últimos han ganado los tres últimos MVP, dos el griego y uno el serbio.
-LA CONTINUIDAD SE HA IDO PERDIENDO: Cuando Estados Unidos cambió de rumbo y se concentró en cambiar su cultura tras el batacazo de Atenas 2004, puso un enorme énfasis en el compromiso y la continuidad. Había que dejar de seleccionar un puñado de estrellas, meterlas unos días en Las Vegas y mandarlas a la carrera al torneo de turno. Ya no era suficiente. Se empezó a trabajar en ciclos olímpicos, buscando compromisos en esos tramos que suelen incluir veranos de concentraciones, amistosos y grandes torneos: Mundial, Américas, Juegos. Eso se ha ido perdiendo. En parte porque el regreso a las victorias ha hecho perder interés (el orgullo herido movilizó a los mejores para el Redeem Team de Pekín 2008), en parte por lo apretado de los calendarios, intereses contractuales y comerciales… El equipo de Londres 2012 estaba hecho de una combinación de jugadores de Pekín 2008 y el Mundial 2010. Ahora solo quedan dos de los del batacazo de 2019, Jayson Tatum y un Khris Middleton que, para colmo, es uno de los tres que están disputando todavía las Finales de la NBA (los otros son Devin Booker y Jrue Holiday). Solo otros tres jugadores tienen experiencia en un gran torneo FIBA: Kevin Durant (2010, 2012 y 2016), Draymond Green (apenas tuvo peso en Rio 2016) y Kevin Love, que viene de una pesadillas con los problemas físicos y no juega con EE UU desde Londres 2012. Ahora mismo, y aunque debería bastar a pesar de todo, eso es lo que hay.
-LOS PÍVOTS, UN PROBLEMA ENDÉMICO: Otra vez, Estados Unidos parece vulnerable en las zonas. Nigeria le cogió 13 rebotes de ataque y Australia le vapuleó (24-44) en puntos en la zona. El roster solo tiene un pívot puro, Bam Adebayo. Ya uno de los mejores en su posición de la NBA pero un jugador de 2,06. Draymond Green es uno de los mejores defensores de la historia de la NBA pero en 2016 sufrió mucho con el juego FIBA y es, además, un 1,98. Kevin Love mide 2,03 y nunca ha sido un jugador de refriega en las zonas. En la NBA, Jayson Tatum y Jerami Grant funcionan como cuatros abiertos, y Kevin Durant hace de todo, un base-alero-pívot con un talento superlativo, histórico. Pero el juego FIBA no beneficia tanto el small ball y esos roles de forwards muy abiertos y versátiles. En 2016 estaban, además de Green, DeMarcus Cousins y DeAndre Jordan. En 2019, Brook Lopez y Myles Turner. Ahora el Team USA tiene pocos centímetros… y un problema serio si Adebayo tiene un percance físico o se carga de faltas. Con la polivalencia de sus aleros y el talento anotador del bloque debería bastar. Pero ya hemos visto otras veces que, sencillamente, acaba no siendo así. Además, este problema no es solo coyuntural: los mejores pívots de la NBA son, por mayoría, no estadounidenses. Ahí están Joel Embiid, Nikola Jokic, DeAndre Ayton, Rudy Gobert, Karl-Anthony Towns, Clint Capela…
– ¿DEMASIADAS ESTRELLAS ANOTADORAS? Puede sonar raro, pero tener tanto talento y tantos puntos tiene su parte mala, su reverso peligroso. Faltan playmakers y hay muchos jugadores acostumbrados a meter 30 puntos silbando en sus equipos. ¿Bendito problema? En gran parte uno que querría para sí cualquier entrenador, pero no sobraría algún creador más y algunos han filtrado ya el nombre de Trae Young, del mismo modo que muchos se están acordando ya de Zion Williamson como opción explosiva para las zonas. Kevin Durant, Damian Lillard, Bradley Beal, Jayson Tatum, Zach LaVine, Devin Booker… la mayoría son anotadores como primer y segundo oficio (algunos también como tercero, cuarto…). En cierto modo, los mejores distribuidores del equipo son los interiores: Adebayo, Green y hasta Love. También se echa en falta algún especialista más para la defensa, sobre todo por fuera. Para eso podría tener su hueco importante Jrue Holiday, uno de los que está en las Finales.
-EL ENTORNO FIBA CAMBIA LAS NORMAS… Y EL ESPÍRITU: Vuelve a pasar. Los estadounidenses miran asombrados a los árbitros porque no les pitan faltas a favor en ciertas jugadas o se las señalan en contra en otras. Bajan la agresividad porque no saben dónde y cuándo meter la mano, no se arriesgan con el goaltending que se anula fuera de la NBA, se encasquillan contra cierta zonas defensivas, permiten partidos de muchos tiros liberados (con la consiguiente posibilidad de desenlaces muy inestables…). Son pocos días de preparación y un cambio importante en los tiempos y algunas normas, pero también en la filosofía y el estilo. Y eso es un asunto peliagudo contra selecciones que tienen su cuota de talento NBA pero se saben además el libreto FIBA de memoria y claro, llevan años y años compitiendo con el mismo bloque. Es una trampa eterna, una que normalmente puentea el talento… y un poco de trabajo duro previo. En eso están Popovich y sus jugadores.