Los blancos baten al Valencia en el estreno de las semifinales tras arrasar en el rebote: 52 a 33. Causeur, magnífico (24 puntos). Rudy y Garuba se lesionan. Debuta Juan Núñez.
No sabemos cómo, pero el Madrid sigue en pie y ganando. Suma victorias y suma lesionados aún ritmo aún mayor. El Valencia desaprovechó una ocasión única para poner al campeón de la fase regular contra las cuerdas y los de Laso alcanzaron su triunfo número 63 de la temporada en 83 partidos, mientras que la cuenta de los ausentes superará los 200 partidos de baja, entre toda la plantilla, el martes en el segundo asalto de esta semifinal. A los caídos Laprovittola, Llull, Abalde, Randolph, Thompkins y Reyes se unieron este domingo Rudy y Garuba, ambos con molestias musculares. Las del alero mallorquín parecen más preocupantes. La respuesta a tanta adversidad fue no parar de competir, de defender y de luchar para llegar a una cifra colosal de 52 rebotes (17 ofensivos). Causeur estuvo magnífico cara al aro con 24 puntos (4 de 4 de dos y 5 de 9 de tres), también Taylor (13 y 3 asistencias), mientras que Tavares y Garuba hacían la diferencia en la pintura. Alocén (recuerden, 20 años) repartió 8 asistencias, aunque se atascó algo al final y acabó con 6 pérdidas y no anduvo fino en el tiro.
Un Madrid-Valencia es un clásico moderno, pero todo lo que rodeaba al encuentro no tenía nada de tradicional. El WiZink Center recupera el público 15 meses después, pero solo mil personas sentadas en los dos laterales y con una gran distancia entre ellos. A los blancos, que habían empezado el curso con Campazzo, Laprovittola y Alocén de bases más la ayuda de Llull y Abalde, solo les quedaba Alocén, que se tomó el primer respiro al final del primer cuarto, momento en el que se estrenó Juan Núñez, con 17 años cumplidos el viernes, el 16º canterano al que Laso hace debutar en el primer equipo. En su caso con 6.211 días, es decir, el cuarto más joven en participar en un playoff tras Ricky Rubio (5.688 días, en 2006), Luka Doncic (5.934, en 2015) y Juan Pedro Cazorla (5.963, en 1992). Este último debutó en la ACB en una semifinal Madrid-Baskonia, como Núñez ahora, que en sus 7:25 en pista cumplió con dos rebotes, una asistencia, dos libres y bastante seguridad. El equipo siguió en su línea con él.
El Madrid salió en tromba, pese a sus limitaciones, con un dominio abrasador del rebote y un elevadísimo acierto en el triple con Taylor muy inspirado (3 de 3). Luego cogería el pulso encestador Causeur, directo y con confianza. La brecha se abrió hasta el +16 (30-14) antes de que Dubljevic tirara del carro y su equipo se serenara bastante, tocaba seguir el plan. Pívots abiertos para abrir el campo, y para lanzar de tres (de 0 de 4 en el primer acto a 4 de 7 en el segundo, los cuatro embocados por interiores), y los bajitos penetrando. El parcial de 14-27, tras el quinto triple de un center, Tobey le devolvió al duelo (44-41), que parecía reconducirse bajo unos parámetros más ortodoxos. Error, el juego se alocó, con unos porcentajes paupérrimos y un dominio omnímodo de los rechaces (18 a 9, con 7 ofensivos) que volvió a abrir el marcador: 58-46 con el Valencia en -4 de valoración en ese tercer periodo después de encestar apenas tres tiros de campo de 18 intentos. Mandaba Tavares, más certero desde la personal que bajo canasta, donde le faltaba remachar, aún lejos de su mejor nivel físico (y aun así: 17+11 para 27 de valoración), y mandaba Garuba, una turbina energética, que dejó clavado a Dubi con dos taponazos mientras barría cada rechace. Sentenció un inspiradísimo Causeur, que ejerció puntualmente de base en el segundo y último descanso de Alocén, este muy corto, mientras Poirier y Tavares coincidían en cancha. Ni con cuatro balones perdidos seguidos de los locales, el Valencia tuvo opción. Un pequeño fracaso taronja, que desaprovechó una enorme ocasión de hincarle el diente a los blancos. La serie de cuartos frente al Baskonia le ha desgastado. ¿Lo mejor? Que quizá encontró el norte con todo perdido: emboscar a los bases rivales cuando suben el balón.