Los blancos sobreviven al Asvel Villeurbanne y a la Euroliga y dan un importante paso hacia el playoff. Garuba, modélico. Abalde, Carroll, Thompkins y la defensa, claves.

El instinto competitivo, haber aprendido a ganar tanto, te da un plus cuando las cosas no acompañan, como le ocurre al Madrid este curso. Porque ahora no se trata de ganar, sino de sobrevivir a la que quizá sea la Euroliga más igualada de siempre. Y en eso andan los de Laso, en puestos de playoff a tres jornadas para el final y a la espera de recibir al Efes y al Olympiacos y de cruzar la meta en cancha del Fenerbahçe. Un calendario de aúpa.

Este jueves, en Villeurbanne, Lyon, tenía un match-ball en contra y lo salvó, como suele hacerlo esta campaña, recurriendo a la defensa, la que forzó 17 pérdidas al Asvel y lo dejó en 71 puntos y un 44% en tiros de dos. Lo hizo Garuba, como ejemplo modélico de cómo actuar en una situación casi desesperada con 19 años, frente a uno de los enemigos más físicos de la competición. El canterano fue todo entereza, todo entrega con Tavares acuciado por las personales. Y lo hicieron también dos de los imprescindibles de los últimos años, el fiable Thompkins y un Carrol que con su entrada energética en la segunda parte cambió cosas. También ayudó Laprovittola, que sumaba mucho por un lado y restaba por otro (6 de las 16 pérdidas del equipo). Y Abalde, cuyo último cuarto resultó fundamental para él éxito. Nada está hecho todavía, eso sí, la victoria en Francia permite una bocanada antes de volver a remar con fuerza. Dos semanas agónicas.

Más allá de lo que decía el marcador, que no era bueno para el Madrid. La primera parte dejó sensaciones horribles a los blancos, como la de querer y no poder, la de ir a remolque en defensa de un muy mal ataque. Sus mejores momentos, los iniciales, con el triple poste de la pasada campaña recuperado ahora de urgencia con Thompkins, Garuba y Tavares. Atrás, zona 2-3 bastante cerrada y poco móvil que el Asvel Villeurbanne rompía desde fuera, pero ese caudal encestador lo compensaba el Real con la superioridad de Thompkins sobre Lighty, un desequilibrio que le permitía ver aro. Ya en individual, los blancos se pusieron con +4 (16-20) y a partir de ahí se diluyeron. Laprovittola se hacía imprescindible y ni Alocén ni Abalde le dieron buenos relevos, al contrario, el equipo se paró, incapaz de generar situaciones de ventaja, de crear juego, el nudo en la garganta cada vez era mayor. Cierta impotencia, sensación a la que colaboró las 9 pérdidas al descanso. Y en la retaguardia, a remolque La ausencia de Tavares (llegó al intermedio con dos faltas) tampoco ayudó cuando Fall cargaba bajo el aro y dominaba el rebote, y cuando Yabusele y Noua se hacían fuertes (más). En el perímetro, Lighty era el aguijoneaba a su rival con su suspensión eléctrica. El Asvel llegó a mandar 33-25 y 37-30 y eso que marró los seis triples que lanzó en el segundo cuarto. Y 40-32 al inicio del tercer acto, el poderío físico francés tenía a su rival contra las cuerdas. Escapó de ellas con la brega constante de Garuba y la entrada de Carroll en acción por primera vez. Algo cambió con él, cinco tantos de Boom Boom para un parcial de 2-15. Laprovittola era el que mejor gestionaba la ofensiva, a pesar de sus cinco pérdidas y Tavares (que pronto iba a cometer su cuarta falta) y Thompkins aportaban sendos 2+1 (49-56). La renta se desmoronó en el arranque del último cuarto con el empuje de Cole y un cierto desgaste físico tras el buen tono defensivo del tercer cuarto. Tres tiros libres de Diot lo volteaban todo: 61-58. El Madrid debía arrancar otra vez casi de cero para intentar ganar sin Tavares (no volvió hasta que apenas faltaba 1:47). Abalde relevaba a Lapro, inicialmente como base, y tuvo un peso importante en el desenlace victorioso, incluido una paradita de las suyas y un triple frontal (63-69). Aún quedaba cera por arder, el Asvel respondió con dos triplazos (Diot y Yabusele) y el Real abrazó un triunfo, absolutamente decisivo para alcanzar el playoff de cuartos, desde la personal y con los dedos cruzados mientras Cole y Kahudi marraban dos intentos de tres que hubieran forzado la prórroga. No la hubo, el Madrid se quita presión, no desbarrancó en Francia, pero nada esta hecho aún. Los cuartos esperan, el Valencia no afloja.

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