Otra exhibición del base, que metió más triples que todos los jugadores de los Pelicans, juntos. Los de Van Gundy se quedan muy lejos del play in.

La NBA estrenó el formato Arena of Heroes, una novedad que tiñe la retransmisión (de forma opcional) de esencial Marvel (Disney es socio prioritario), con momentos divertidos, un excelente trabajo visual… y superhéroes en la pista, claro. Estaba bien elegido, para la ocasión, el Pelicans-Warriors. Dos equipos mediáticos y estrellas con súper poderes, pocos estilos tan fáciles de imaginar en las viñetas de un cómic como la fuerza prodigiosa de Zion Williamson o los recursos casi cósmicos de Stephen Curry. Que prevaleció: los Warriors ganaron (108-123) fácil, demasiado fácil si se considera todo lo que se jugaban unos Pelicans que no parecieron un equipo desesperado. Y lo cierto es que lo están.

Desesperados… y casi desahuciados. El tiempo se acaba en NOLA, un año más, camino de quedarse otra vez fuera del play in. No lo lograron en la burbuja de Florida, van camino de no conseguirlo tampoco en este curso. Ni el reenganche parece servir, ni tener opciones incluso siendo décimo de Conferencia. Los de Luisiana quedan en 29-36, incapaces de tener regularidad y acercarse al 50% de victorias. Están ahora a tres partidos del play in y tienen por delante a Spurs, Grizzlies y estos Warriors que ascienden con esta victoria al octavo puesto y casi se aseguran jugar el cruce. Con siete partidos por delante, tienen seis en casa y dos contra los depauperados Thunder. La cosa parece hecha. Hay otros dos duelos (el primero mañana) contra estos mismos Pelicans a los que pueden, de hecho, poner los últimos clavos del ataúd. La NBA va a quedarse, o eso parece, otra vez sin Zion en el play in. Pero puede tener, en partido a todo o nada, un Lakers-Warriors, opción con papeletas ahora (sería en el séptimo vs octavo). Es para que la Liga, y desde luego sus socios televisivos, se froten las manos al pensarlo.

Los Pelicans tenían que dar la talla, es así de sencillo, y no lo hicieron. El resto es literatura. Venían de ganar a los pobres Thunder y salvarse en la prórroga contra los Wolves. Intentando amasar algo parecido a un impulso final. Pero antes de acabar el primer cuarto perdían por 20 (19-39) y estaban paralizados, aterrorizados, por las ráfagas de triples de otra dimensión (¡Marvel!) de Stephen Curry. El baño era tremendo, y ni siquiera un golpe de suerte sirvió para que viéramos un volantazo: los Pelicans cerraron la primera parte con un 8-0 fulminante, en menos de 40 segundos. Convirtieron un 46-66 en un 54-66 al descanso y llegaron a ponerse después a seis puntos (73-79). Fue todo lo que se acercaron ante unos Warriors muy serios. Con un Wiggins que anotó 26 puntos, 10 seguidos en el último cuarto para evitar cualquier susto final, y la pareja de líderes a pleno rendimiento. ADN campeón: Draymond Green acabó con 10 puntos, 13 rebotes, 15 asistencias y 3 robos. Los Warriors están 28-1, un dato tremendo, en los 29 partidos de la carrera del ala-pívot con triple-doble. Green, además, demostró que es capaz de defender a Zion mejor que nadie. ¿Kryptonita? Quizás no tanto, pero sí el suficiente desgaste para bajar las marchas del gran motor (casi el único) de los Pelicans.

Zion acabó con 32 puntos y 8 rebotes, numerazos porque su producción es siempre altísima. Pero se quedó en un 12/24 en tiros, bien para cualquier otro pero poco para él, y en una asistencias. Como Brandon Ingram está lejos de su mejor versión y a Lonzo Ball le tocó día negro tras su partidazo ante los Wolves (3/18 en tiros, 1/9 en triples), los Pelicans acabaron a merced de un rival al que tenían que ganar como fuera. Solo anotaron 5 triples, un pírrico 5/25 que contrasta con el 8/18… de Stephen Curry.

Curry acabó con 41 puntos y 8 asistencias. Su noveno partido de la temporada con al menos 40 puntos, el sexto en los últimos 15 que ha jugado. A un nivel extraordinario, el base no solo fue el mejor, sino que casi desde el comienzo metió en la cabeza de los Pelicans que no iban a poder con él. Es lo que lleva años haciendo a los rivales un jugador superlativo que va a ser un tremendo foco de atracción en un play in que los Warriors tiene en la mano… y que los Pelicans ya solo alcanzarán si media un milagro. Imposible no, improbable desde luego.

 

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